Este padecimiento se debe a la inflamación de la orofaringe y las amígdalas, acompañado de dolor y algunas veces hasta pus en la garganta. Los diagnósticos más frecuentes en pediatría podríamos mencionar faringoamigdalitis, ya que es una enfermedad infecciosa es muy probable de contraerla al tener contacto, en el aire al toser, estornudar y tener contacto directo con personas enfermas.
Mas del 80 por ciento de los diagnósticos de faringoamigdalitis son virales y el resto bacterianas, es producida por la bacteria streptococcus pyogenes. Esta patología tiene mayor presencia en menores de tres años cuando es viral y tiene mayor incidencia en niños de entre 5 y 15 años cuando es bacteriana, aunque también puede aparecer a cualquier edad.
Cuando es bacteriana la enfermedad empieza gradualmente:
Para prevenir esta clase de enfermedades es importante tener una buena higiene, lavarse o desinfectarse las manos con frecuencia, no compartir cubiertos u otra clase de utensilios.
El diagnostico se realiza en base a los síntomas mencionados y con la exploración de la garganta, así bien existen otras formas como un cultivo faríngeo esta prueba tarda 24 horas en conocer el resultado o con test rápido de detección antigénica de streptococcus pyogenes.
En las faringitis el tratamiento de elección es la penicilina oral, cada ocho o diez horas, durante diez días. Con este tratamiento se reduce la posibilidad de contagio a las 24 horas del inicio del tratamiento, periodo en el que empieza a disminuir el dolor y la fiebre. Además, previene la fiebre reumática, así como las complicaciones supurativas locales.
Una alternativa a la penicilina es la amoxicilina oral, cada ocho o doce horas, durante 10 días, dada su mayor variedad de presentaciones farmacéuticas, mejor sabor y tolerancia. El uso excesivo de pastillas o aerosoles antinflamatorios puede agravar el dolor de garganta. Es importante evitar el uso de antibióticos cuando el dolor de garganta se debe a una infección viral, ya que éstos no son eficaces contra los virus. Usarlos para tratar infecciones virales ayuda a fortalecer las bacterias para que se vuelvan resistentes a los antibióticos.
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